La Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) han hecho pública una declaración conjunta en la que exponen lo criminal y cruel del bloqueo norteamericano a Cuba desde hace cerca de medio siglo.
Cuando millones de voces en el mundo se alzan contra ese genocida y diabólico cerco a un país que lucha por el bien de sus hijos, el nuevo presidente no ha variado ni un ápice el curso de sus antecesores.
Las promesas del demócrata Obama cuando andaba en campaña electoral se han vuelto sal y agua, todo fue demagogia y doble moral.
Suman ya una gran cantidad, las personalidades del orbe que se pronuncian contra esa arcaica y obsoleta política de los gobernantes imperiales, entre ellos unos cuantos premios Nóbel por la paz, así como afamados escritores, poetas, periodistas. artistas, dirigentes sindicales y de organizaciones no gubernamentales de todos los continentes.
El documento de la FELAP y la UPEC destaca en una de sus partes.
Entre las restricciones que establece el bloqueo figuran las prohibiciones:
*Que Cuba exporte productos a Estados Unidos.
*Que ciudadanos norteamericanos viajen a Cuba, así como embarcaciones de recreo entren en aguas cubanas.
*Que Cuba utilice el dólar en sus transacciones con el exterior.
*Que Cuba reciba créditos de instituciones financieras internacionales.
*Que efectúe operaciones comerciales o de otro tipo con empresas subsidiarias de Estados Unidos en terceros países.
Sanciones fuertes han sido impuestas a empresas estadounidenses que han violado tales prohibiciones, e incluso a empresarios de otros países que han invertido o realizado negocios con la Isla. Leyes como la Torricelli y la Helms-Burton han contribuido a recrudecer ese bloqueo, a la vez que el financiamiento para acciones hostiles subversivas contra Cuba. El bloqueo ha causado pérdidas a la economía cubana por más de 750 000 millones de dólares.
Los medios de comunicación en Cuba y sus periodistas han sentido los poderosos vientos de este bloqueo yanqui. Ha limitado el derecho a disponer de modernas tecnologías para el desarrollo de la prensa impresa digital, de la programación informativa de la radio y la televisión, e incluso ha impedido coberturas informativas a los periodistas cubanos en Estados Unidos, al no recibir visas de las autoridades de ese país.
La incursión en un nuevo soporte como Internet ha sido y es agónica para las y los cubanos. Sólo es posible la conexión a través de satélites, que es más costoso y menos operativo que el uso de la fibra óptica, lo que ha limitado la capacidad de conexión a mayor número de usuarios y la existencia de la banda ancha. Los proveedores de Internet, y aquellos que ejercen control sobre ella, incluyen a Cuba en su lista de países que no tienen acceso a determinados servicios.
Recientemente, por ejemplo, Twitter reconoció que había bloqueado el envío de mensajes vía celular desde Cuba hacia su plataforma. Y cada vez que un periodista o cualquier otro ciudadano cubano trata de acceder a varios servicios de Google, se le interpone una advertencia en inglés que le dice: “Lo sentimos, pero este servicio no está disponible para su país. Y ni hablar de las impedimentas que tiene Cuba para acceder a software, tecnologías e incluso equipos de computación producidos en Estados Unidos.
A todo ello es necesario añadir que en Cuba han muerto miles de personas por no poder adquirir los medicamentos indicados para diferentes patologías, debido al bloqueo.